Les preguntaría por qué quieren estudiarlo. Si lo que buscan es notoriedad, prestigio o enriquecerse, les animaría a que no lo hicieran. El motor para estudiar comunicación es contar historias que sean útiles para la sociedad y saberlo hacer correctamente. Si me formo bien, puedo tener creatividad y capacidad innovadora para hacer un gran trabajo, ya sea en el ámbito puramente informativo, del entretenimiento o de la comunicación institucional. Cada uno de esos ámbitos tiene un referente ético distinto.
El referente ético de la información es el respeto a la verdad. Si a esta manifestación han venido treinta y siete, tú no puedes decir han venido ciento doce, aunque me convenga decirlo.
En el ámbito de la ficción, el referente ético no es la verdad, es la dignidad humana. No se espera que hagas una película o una serie verdadera, sino que tenga dignidad humana.
En el ámbito de la comunicación institucional hay otros referentes éticos como la no manipulación, el no abuso de poder, etc.
En definitiva, contamos cosas para causar un impacto positivo, ni siquiera neutro. Porque el buen periodismo no es neutro, es intencional. Por tanto, yo le diría a un estudiante que quiere estudiar comunicación que esté seguro de que quiere causar un impacto positivo y que para conseguirlo tiene que prepararse muy bien, sólo puede lograrlo con mucho trabajo previo. Además, le preguntaría: ¿estás dispuesto a trabajar mucho para adquirir una gran competencia y ser capaz de causar un impacto positivo a través de la palabra, del sonido, de la imagen en la sociedad? Si la respuesta es sí, a por ello.
Me ha recordado a Ryszard Kapuściński en “Los cínicos no sirven para este oficio”.
Efectivamente es un ejemplo de ello. Él es uno de los que afirma que el buen periodismo siempre es intencional.